lunes, 16 de noviembre de 2009

Sueños interrumpidos por la violencia

SAN PEDRO SULA
Desde tempranas horas de la mañana familiares de las víctimas de la masacre ocurrida en la colonia Villeda Morarles el sábado pasado se apersonaron a reclamar a la morgue del Ministerio Público los cadáveres de sus seres queridos.
El primer cuerpo en ser entregado a las 10.40 de la mañana del domingo fue el de Kevín Eduardo Redondo Portillo, de 14 años y quien era pasante del primer año de ciclo en el Instituto José Trinidad Cabañas.
Su madre Isabel Portillo Mata, de 46 años dijo desconocer quien había ultimado a su vástago y asu amigos.
Sobre su hijo dijo que a eso de las 5:40 de la tarde de ese negro día (sábado), llegaron a la vivienda dos amigos a sacarlo. “Mi hijo en un principio se negó a salir, luego de que estos le dijeron que era un “maricón” cambio de parecer y se marchó con ellos.
“Era un buen estudiante y no tenía enemigos” dijo doña Isabel Portillo Mata que lloraba amargamente la muerte de su hijo quien cuando conversaba con ella siempre le repetía que iba a trabajar para ayudarle y no siguiera vendiendo en la calle.
La acongojada madre al ver el ataúd donde habían depositado el cuerpo del menor se tiró sobre él y lloró desconsoladamente.
SEGUNDA ENTREGA
El segundo cadáver en ser entregado a las 12:00 del mediodía fue el de Dania Yamileth Caballero Quevedo, de 19 años, quien era una madre soltera de una niña de cinco años.
Un pariente de la joven asesinada dijo que ella había salido de la casa a las 7.30 de la noche hacia las canchas en donde corría por estar pasada de libras y para ponerse en forma ya que jugaba en un equipo femenino de la colonia.
“La familia fue avisada de la muerte de Dania una hora después de que ella salió de la vivienda” dijo una de las parientes. Añadió que la joven tenía planeado viajar a Tegucigalpa el próximo año.
Los otros cuerpos sin vida fueron entregados horas después. Entre las personas reclamantes estaban los familiares de Alex Samir de Jesús Munguía, de 17 años.
La madre del joven dijo que su vástago se graduaría de Bachiller en Computación el próximo año.
Confirmó que el menor había salido de la casa a las 6:00 de la tarde y que se dirigía hacia la casa de la novia que está ubicada cerca de la cancha.
Recordó la adolorida mujer que el viernes en la sostuvo una conversación con su hijo y que este le había dicho que este lunes buscaría un empleo de vacaciones para agenciarse algún dinero. También le prometió que al graduarse y trabajar le iba ayudar mucho.
Pegado en un lado del cerco perimetral de la morgue estaba con su rostro triste Ramón Velásquez, padre del menor asesinado a mansalva Erick Ramón Velásquez Mejía, de 14 años.
El adolorido padre dijo que cuando regresaba de la iglesia evangélica donde se congrega fue notificado que le habían matado a su hijo.
Al referirse a su varón dijo que era un niño muy tranquilo, que no tenía enemistades y que era un excelente alumno. El menor cursaba el tercer curso de ciclo en el José Trinidad Reyes con notas muy buenas.
“Su sueño era graduarse de bachiller en Ciencia y Letras para luego irse a la academia militar Francisco Morazán o a la de la Policía Preventiva” dijo don Ramón Velásquez. Los jóvenes asesinados fueron enterrados hoy en distintos cementerios de la ciudad.

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